El sistema de transmisión del vehículo, es el encargado de enviar la potencia necesaria procedente del motor a las ruedas motrices del auto, lo que permite su buen funcionamiento. Esta se puede dividir principalmente en dos clases: transmisiones automáticas o transmisiones manuales en base a la caja de cambios que el auto tenga instalada.
Sea automática o manual, por lo general, se trata de un sistema sumamente duradero, fuerte y robusto que no suele mostrar ninguna falla, siempre y cuando, se le realice un mantenimiento de manera adecuada para ofrecer que las condiciones de funcionamiento se encuentren en un estado óptimo. No obstante, el paso del tiempo y la cantidad de kilómetros acumulado no pasan en vano, por lo que siempre conllevan un desgaste más que notable en lo que son sus piezas móviles.
Entre los principales y elementales consejos que podemos tomar en cuenta para alargar la vida útil de nuestro sistema de transmisión se encuentran:
- Cambiar el aceite de la transmisión según las indicaciones de la guía de mantenimiento que dicta el fabricante, es decir, aproximadamente por cada 50.000 kilómetros se debe hacer esta sustitución.
- Con el fin de no apresurar el desgaste, ni de someter la transmisión a grandes esfuerzos lo ideal es no cargar en ningún momento exceso de peso en el vehículo, así como también mantener en buen estado los neumáticos, utilizando siempre llantas de las mismas especificaciones técnicas y bien calibradas en todo momento.
- Ante una transmisión que sea manual, se procura no abusar del embrague para que a su vez no se desgasten en exceso los rodamientos ni se produzca un recalentamiento. También es necesario comprobar el estado del aceite de la caja de cambios cambiándolo o sustituyéndolo cada 25.000kms.
- En caso contrario de que la transmisión sea automática, tendremos que prestar atención y ser muy cautelosos ante posibles patinajes sobre barro o casos de aquaplaning, que son en su mayoría, los que producen un recalentamiento peligroso del sistema. Tampoco debemos permanecer con el vehículo encendido y detenido mucho tiempo, ya que esto permite que suba la temperatura del aceite.